“Si al que no tiene tiempo para mirar las nubes que vuelan sobre su cabeza, las hojas que el viento agita, el agua que corre en el arroyo y las plantas que crecen en sus orillas, le dijera yo, que la vida es triste y me tendría por un loco” Simón Bolívar
Bolívar amaba la naturaleza intensamente..! El 19 de diciembre de 1825, desde Bolivia promulga el siguiente Decreto: “Que en todo los puntos en que el terreno prometa hacer prospera una especie de planta mayor cualquiera, se emprenda una plantación a costa del Estado, hasta el número de un millón de árboles, prefiriendo los lugares donde haya más necesidad de ellos”
Para comprender lo trascendental y sorprendente que en el siglo XIX Bolívar se preocupara por el medio ambiente, debemos trasladarnos al presente, cuando las naciones entienden la necesidad de salvar el planeta de la deforestación, luego que los científicos en los laboratorios descubrieron que las plantas mediante el proceso de fotosíntesis que se sucede en la clorofila (partes verdes), bajo la acción de la luz solar: absorben del aire atmosférico anhídrido carbónico y los descomponen en sus dos elementos: oxigeno y carbono, que hacen posible la vida en el planeta..! es decir, que Bolívar se había proyectado casi dos siglos a un descubrimiento y de allí su preocupación por salvar el ecosistema… La Biodiversidad, expresa la diversidad del mundo biológico. El término surgió en 1985, y en su sentido más amplio es sinónimo de “vida sobre la Tierra”
En el siglo XIX no existían una conciencia conservacionista, y sin embargo Bolívar con una visión clara pudo adelantarse a su tiempo, para iniciar campañas a favor de la madre naturaleza… Sus decretos constituyen una Política Ambiental que sentó pautas hacia el futuro.
Bolívar amaba la naturaleza: “Como gran parte del territorio carece de agua, que se visiten las vertientes de los ríos, se observe el curso de ellos, y se determinen los lugares por donde puedan conducirse las aguas a los terrenos que estén privados de ella”
A caballo recorrió 23.000 kilómetros, mucho más de lo que transitaron Alejandro, Marco Polo y Napoleón, cuyas aventuras colman la atención de los historiadores. Desde muy pequeño Bolívar nadaba en los acogedores y tranquilos remansos del río Güaire, cerca del cual tenían sus padres una casa que utilizaban en tiempos de verano… Con Andrés Bello, jugueteaba en las riberas del Anauco, cuyas aguas zigzagueban por entre las suaves lomas de San Bernardino… Con su maestro Simón Rodríguez, subía el Avila sembrado de vegetación que le otorgaba un clima de eterna primavera a la ciudad colonial de los techos rojos.. y con los esclavos, recorría las siembras de San Mateo, compartiendo con la naturaleza un arco iris de especies y colores… Bolívar respetaba la naturaleza: nadie más que él sintió su poder destructivo: cuando subió el volcán Vesubio que con su lava sepultó las ciudades de Pompeya y Herculano… el 26 de marzo de 1812, cuando Caracas fue destruida por un fuerte terremoto, cuya fuerza telúrica llegó hasta Mérida y Barquisimeto: “Si la naturaleza se opone lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca”… y cuando tuvo que conducir civiles y soldados por selvas, desiertos, ríos caudalosos, tormentas y cumbres nevadas… “A ninguno le será permitido exportar caballos, yeguas, mulas ni asnos, cualquiera sea el permiso con que lo intente”
La obra del Abate Pluche “Espectáculo de la Naturaleza” que pertenecía a la biblioteca de su padre, lo inició como ecologista: en cada lugar hacía una parada, para anotar en su diario como el mejor de los científicos; en su cuaderno describía las especies por su habita y sus características… En sus últimos días un incipiente libro de Botánica China que siempre llevaba en sus alforjas, le leía pacientemente su fiel mayordomo José Palacios, al momento en que el Libertador se despedía de este mundo
“Cualquiera que extraiga de los bosques del Estado, quina, maderas preciosas y de construcción sin la debida licencia, o traspase los límites que se hayan fijado, incurrirá en una multa de veinte y cinco a cien pesos, aplicados a los fondos públicos; además pagará, a justa tasación de peritos, los objetos que haya extraído o deteriorado”
Bolívar creó un compendio de leyes que contemplaban las aguas, los bosques, los suelos, la flora, la fauna, la minería, abarcando así los recursos naturales renovables y no renovables. Eran temas innovadores para su tiempo, por cuanto para la época no existía una conciencia conservacionista ni se tenía el conocimiento científico para abordar el tema ecológico: “Acabar con la esterilidad de los suelos y sembrar árboles en los causes de los ríos para evitar que los mismos se sequen”
Con este Decreto, se adelantaba a las investigaciones científicas del siglo XX… Bolívar ordenó crear la Unidad de Planificación Ambiental, para evaluar los recursos naturales del país… Ordenó un “censo” de las tierras baldías y en manos de particulares, con el objeto de cuantificar los recursos mineros, forestales y en producción agrícola y pecuaria… Ordenó delimitar el patrimonio forestal de la República… Creó una Junta Provincial de Comercio y Agricultura, encargada de promover la siembra de los campos, prestar apoyo económico y tecnológico para hacerlas más productiva: “La agricultura, el comercio y la industria son el origen de la abundancia y prosperidad nacional y el verdadero y más inagotable manantial de las riquezas del Estado”
Estimuló la tecnología del campo y las investigaciones científicas, en momentos en que los métodos tradicionales parecían los más adecuados: “Decreto fomentar la industria, promoviendo y concediendo premios a los que inventen, perfeccionen o introduzcan cualquier arte o género de industria útil, muy particularmente a los que establezcan las fábricas de papel, paño u otras, a los que mejoren y faciliten la navegación de los ríos y hagan menos dispendiosos, fácil y cómodos los transporte por tierra. Para todos estos objetos, usará de las liberalidades del comercio y agricultores y de las rentas sobrantes de propios de la provincia, poniéndose de acuerdo con los cabildos que cooperarán por su parte de todos modos”
Esta disposición demuestra la visión futurista de Simón Bolívar: no sólo creó premios para la invención tecnológica, sino que estableció el principio de la exoneración fiscal por parte de los municipios para estimular la instalación de industrias, método de incentivos tributarios que hoy en día han sido adoptados por todos los países, pero que en su época, eran originales e innovadores.
Bolívar comprendía que la agricultura para su desarrollo, dependía no solo del agua, tecnología y mano de obra, sino de los caminos que conducen los productos del campo al comercio: “Para aumentar la producción del campos, ordeno mejorar los caminos, reparando o abriendo nuevos, para hacerlos amplios y cómodos, para facilitar el tráfico con los establecimientos de mercado”
Con Bolívar nació la Reforma Agraria que gobiernos posteriores han querido adjudicarse: “Todas las tierras reservadas en propiedad de los indios deben ser devueltas como legítimos dueños que son… Comprométase a incluir entre las tierras a ser distribuidas aquellas que sean más ricas, más fértiles y más fácil de cultivar, para que sean los indios quienes disfruten de estas ventajas y no otros… Ordenó distribuir las tierras en manos de los latifundistas, de manera que los nuevos dueños tengan tanto terreno como puedan cultivar”
Además creó la Ley de Distribución de Tierras de Propiedad del Gobierno… La protección de la fauna fue tema especial del Libertador: protegió la vicuña, típico de los Andes peruanos y bolivianos, los cuales eran cazados en forma indiscriminada para sostener el comercio de la lana. Ordenó la delimitación de Refugios de Fauna Silvestres: “A la gran necesidad que hay de proporcionar todos los medios posibles el aumento de la vicuña, al descuido con que hasta ahora ha sido tratada esta hermosa y peculiar producción del Perú… Se prohíbe, de hoy en adelante, la matanza de vicuñas en cualquier número que sean… sólo podrán ser trasquiladas en los meses de abril, mayo, junio y julio, para que la benignidad de la estación supla este abrigo de que se las priva”
A Bolívar le debemos la nacionalización de los recursos naturales no renovables: el 1° de febrero de 1825 ordenó la creación de la Dirección de Minas en cada capital de la República y el 24 de octubre de 1829, decretó la propiedad del Estado en todas las minas, estableciendo que las riquezas del subsuelo no pertenecían a los particulares, sino a todos los ciudadanos… Esta innovadora disposición, era contraria a la costumbres de la época, fundamentada en la Leyes de Indias, en cuanto a que las minas de piedras preciosas pertenecían al dueño de los terrenos donde éstas estuviesen ubicadas: “Conforme a las leyes, las minas de cualquier clase corresponden a la República, cuyo gobierno las concede en propiedad y posesión a los ciudadanos que las piden, bajo las condiciones expresadas en las leyes u ordenanzas de las minas, y con las demás que contiene este decreto”
Bolívar fue un venezolano excepciona, pero a su vez era un Ser incomprendido, por una sociedad que vivía en la cotidianidad
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