El Manifiesto de Cartagena es considerado el texto de Bolívar que sentó las bases para la cooperación americana, no solo durante las campañas de independencia, sino también en los procesos de cooperación internacional que se desarrollan en la actualidad.
El Manifiesto de Cartagena fue un texto escrito el 15 de diciembre de 1812 por el Libertador Simón Bolívar, respaldado con la firma de Manuel Tejera y cuyo destinatario era el Congreso de las Provincias Unidas de la Nueva Granada con el título: Memoria dirigida a los ciudadanos de la Nueva Granada por un caraqueño. Su nombre se debe al hecho de haber sido redactado en Cartagena. Bolívar lo firmó en su carácter de coronel del ejército de Puerto Cabello y Manuel Tejera como Ministro de la Alta Corte de Caracas. El documento original no se ha encontrado, pero se conoce el texto gracias a la publicación hecha en la imprenta de Diego Espinosa, en Cartagena, en 1813.
Su importancia radica en que es considerado el primer documento escrito por Simón Bolívar en el que expresó su pensamiento político mediante un análisis de lo ocurrido en Venezuela y que llevó a la caída de la Primera República dentro del proceso de independencia. El explicar las causas del fracaso de la independencia de Venezuela y centrarse en un análisis de los hechos ocurridos en aquella región del Virreinato de Nueva Granada, es lo que justifica el nombre de “Memoria”. Su objetivo era lograr el apoyo del gobierno de la Nueva Granada para enfrentar la reconquista española de su patria y completar el proceso de independencia de Suramérica.
El análisis de la realidad política del momento permitió a Bolívar mostrar las causas de lo que consideraba “el fracaso de Venezuela”, la coyuntura política oportuna que se ofrecía debido a la inestabilidad por la que pasaba la monarquía española y la independencia declarada por las provincias que componían el Virreinato de Nueva Granada.
Triana, J. (Director). (1981). Colección Revivamos Nuestra Historia. Bolívar, el hombre de las dificultades. Capítulo VIII: El manifiesto de Cartagena. Bogotá, Archivo Señal Memoria. VR BTCDX64 320034 0.23.14 - 0.26.05.
En su primer análisis encuentra Bolívar las causas de la caída de los republicanos venezolanos. Para él, la explicación está en la división que se produjo entre los mismos venezolanos y no en las acciones de los ejércitos realistas: “Nuestra división y no las armas españolas, nos tornó a la esclavitud”, dice en el Manifiesto. A lo que agrega la debilidad de un gobierno excesivamente tolerante y benévolo que usó mal el perdón frente a las frecuentes conspiraciones, lo que Bolívar califica como “clemencia criminal”, al llevar a sucesivos complots que pretendían acabar con lo logrado en la búsqueda de la libertad. Fue un gobierno derrochador de las finanzas públicas, incapaz de consolidar las instituciones y de cimentar en los ciudadanos el sentido de la libertad, dada la excesiva ignorancia y la débil formación moral de los nuevos ciudadanos, demostrada en la incapacidad de encontrar explicaciones a los daños que causó el terremoto ocurrido el 26 de marzo de 1812 que, por cierto, fue hábilmente presentado por la Iglesia católica, enemiga de la independencia, como un castigo divino.
Como buen estratega político, Bolívar analiza la situación de España para señalar la propia lucha de los peninsulares por su independencia frente a los franceses, quienes habían impuesto como rey a José Bonaparte. Esto había creado una situación de inestabilidad interna que produjo la promulgación de la Constitución de Cádiz, el 19 de marzo de 1812, en la que se reconocía el carácter de “españoles americanos” de quienes vivían en estos territorios al proclamar en su primer párrafo: “La nación española es la reunión de los españoles de ambos hemisferios”. Desde su mirada, la situación era propicia para reiniciar el proceso de emancipación americana.
No escapó a su análisis el debate sobre las formas de gobierno que se daban en el interior de la Nueva Granada: el centralismo y el federalismo. Antonio Nariño, el presidente de Cundinamarca, era partidario del federalismo, mientras que Camilo Torres y Miguel de Pombo habían logrado que se aprobara en 1811 el Acta de Confederación de las Provincias Unidas de la Nueva Granada. Esto le permite exponer sus ideas centralistas que se basan en la experiencia federal vivida en Venezuela. Reconoce las bondades del federalismo por la felicidad que puede traer a los pueblos, pero dado el proceso vivido, la fragilidad de los gobiernos e instituciones, la ignorancia de los gobernados, las rivalidades entre las ciudades y una aplicación exagerada de los derechos del hombre, se rompieron los pactos sociales y Venezuela se sumió en la anarquía.
El Manifiesto permite ver a Bolívar como un estratega político que parte de su propia experiencia para proponer las acciones que posibilitarán superar los errores políticos y militares cometidos hasta ese momento en el proceso de independencia. Muestra cómo es posible aprender de los fracasos y ese aprendizaje lo lleva a mostrar cómo la independencia de Caracas garantizará la independencia del continente americano, pues consideraba a Venezuela como la puerta de entrada en la América del Sur. Esto se constituye en el inicio de la búsqueda de cooperación y apoyo entre las provincias vecinas en una causa común, sentando las bases de lo que se conocería años después como la “unidad americana”. También es la consolidación del “ciudadano” como nuevo sujeto de la política republicana que había surgido de los movimientos juntistas que dieron inicio a la independencia, gracias a la acción del ”pueblo americano”.
Triana, J. (Director). (1981). Colección Revivamos Nuestra Historia. Bolívar, el hombre de las dificultades. Capítulo VIII: El manifiesto de Cartagena. Bogotá, Archivo Señal Memoria. VR BTCDX64 320034 0.36.09- 0.037.55
El análisis político de Bolívar expuesto en el Manifiesto cumplió sus propósitos. El gobierno de Manuel Rodríguez Torices le otorgó un ejército de 70 hombres con el que emprendió un recorrido por el río Magdalena logrando la liberación de Tenerife, El Banco, Guamal y Tamalameque, hasta llegar a Ocaña, con lo que restableció el control del río y la comunicación con el centro del país. Luego, en apoyo al coronel Manuel del Castillo, comandante de Pamplona, emprendió la contención de las tropas realistas que pretendían entrar desde Venezuela, por lo que libró la Batalla de Cúcuta, el 28 de febrero de 1813, lo que le permitió iniciar la Campaña Admirable con la que buscó la liberación de Venezuela al inicio de la Segunda República.
Autor: Alonso Valencia
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